Cristóbal de Olíd |
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Xavier López Medellín |
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__________________________________________________________ "Si fuera tan sabio y prudente como era de esforzado y valiente por su persona, ansí a pie y a caballo fuera extremado varón; mas no era para mandar sino ser mandado... y su presencia e altor era de buen cuerpo, muy membrudo y grande espalda, bien entallado e era algo rubio e tenía muy buena presencia en el bozo de abajo siempre como hendido a manera de grieta. En la plática hablaba algo gorda y espantosa y era de buena conversación y tenía otras buenas condiciones de ser franco" (Bernal Diaz del Castillo). Cristóbal de Olid, de Oli, de Olide, de Olite o Dolid era andaluz. Nació en 1488 en Baeza, de la diócesis de Jaén, población rica en cebada, trigo y vino, conocida por sus jabones y carnes, abundante en aguardientes, cebollas dulces y aceites. Pertenecía al linaje de los Olid de Navarra, cuyo escudo se componía de una media luna de plata en campo azul y al pie de ella una estrella de oro. Olid tenía 30 años cuando se embarcó hacia América, a bordo de una de las tantas carabelas dirigidas al nuevo continente en busca de fama y fortuna. En 1518 Olid residía en la villa de Trinidad, había sido paje del gobernador Diego Velázquez y conocía muy bien la lengua de los indios de Cuba. Al no tener noticias Velázquez de la expedición enviada por él al mando de Juan de Grijalva, el gobernador envió a Olid con siete soldados a buscarlo. Al estar cerca de Yucatán, la carabela de Olid fue sorprendida por un temporal por lo que tuvo que regresar a Santiago de Cuba a informar del desastre al gobernador. Al regresar Grijalva con noticias de la riqueza de las nuevas tierras, Velázquez planea otra incursión de conquista en los nuevos territorios descubiertos. Esta vez, Hernán Cortés estaría al mando. La expedición parte de Cuba el 18 de noviembre de 1518 con rumbo al norte, donde en la Villa de Trinidad le esperaban varios intrépidos jóvenes, entre ellos los hermanos Alvarado y Cristóbal de Olid. La expedición parte finalmente hacia tierras mexicanas el 10 de febrero de 1519 formada de nueve barcos, uno de los cuales comandado por Olid.
El jueves Santo de 1519, Olid fue nombrado maestre de campo y posteriormente, al nombrarse las autoridades del primer ayuntamiento de la Villa Rica, Olid resultó electo regidor. A partir de entonces Cristóbal de Olid se mostró como uno de los capitanes mas esforzados de Cortés durante el periodo que duró la conquista de México. Acompañó a este a enfrentar a Pánfilo de Narváez el 4 de mayo de 1520, donde una vez mas se destaca en combate al embestir a la artillería y someter gran parte de las tropas de Narváez. De regreso a la ciudad de Tenochtitlán las tropas de Cortés, ahora fortalecidas con aquellas traídas por Narváez, son sitiadas dentro de uno de los palacios de la ciudad, de donde pueden escapar con grandes dificultades, en la conocida Noche Triste en donde una vez mas, Olid se vuelve a distinguir por su fiereza en el combate. Los sobrevivientes de la Noche Triste se refugian en Segura de la Frontera (Tepeaca), donde Cortés reorganiza sus tropas y comienza los ataques de las poblaciones aledañas a Tenochtitlán para establecer un cerco de asedio sobre la capital azteca. Cristóbal de Olid parte al frente de 300 hombres (la mayoría de aquellos que venían con Narváez) para someter la población de Izucar y sus alrededores. Los hombres que le acompañaban, al ver la ferocidad de los mexicas en guerra, comienzan a pensar en replegarse y logran finalmente convencer a Olid de que se retiren a Cholula, desde donde escribe a Cortés informando de la situación. Este último le envía dos ballesteros únicamente con una carta en la que lo reprende por haberse replegado, lo que enoja a Olid por haberse dejado convencer por los temerosos y emprende con mayor coraje las nuevas batallas hasta someter con éxito Izucar. Es recibido finalmente por Cortés en Tepeaca con gala por su destacado empeño en combate, con lo que vuelve a obtener el favor del Capitán General de la Nueva España. Posteriormente Olid emprende acciones de combate asentado en Coyoacán, desde donde dirige incesantes ataques sobre la metrópoli azteca, hasta que finalmente Tenochtitlán es conquistada. Cortés, teniendo noticias seductoras sobre el oro de las tierras de Michoacán envió a Cristóbal de Olid al frente de 70 jinetes y 200 peones bien aderezados. Salió de Coyoacán a mediados de 1522 y somete fácilmente las provincias Michoacanas, obteniendo grandes botines de oro y plata. Cortés, viendo el éxito que tuvo Olid en estas campañas, lo envía a someter Colima, tarea que resultó mucho mas dificil, ya que hubieron grandes bajas de ambos bandos y finalmente Olid regresa a Michoacán y posteriormente a México.
El viaje a Honduras El paso hacia el mar del sur consumía la mente de Cortés. Quería éste encontrar el paso interoceánico entre el Atlántico y el Pacífico, ampliar su jurisdicción, rescatar y poblar en tierras ricas (según comerciantes aztecas). Por lo que acordó enviar a Cristóbal de Olid a Hibueras (Honduras) el 11 de enero de 1524, al frente de 370 soldados, 100 ballesteros y escopeteros y 22 caballos, dándole cinco navíos y un bergantín. Cortés había dado instrucciones a Alonso de Contreras de adelantarse a la expedición de Olid para comprar caballos, pan cazabe, puercos y tocinos, para que al llegar Olid a La Habana entrase en posesión de estos bienes. Las órdenes de Cortés a Olid fueron las siguientes: 1. Que fuera de Veracruz a La Habana y se encontrara con Alonso de Contreras para obtener los bienes que fue a comprar. 2. Que al desembarcar en Hibueras procurase poblar una villa en algún buen puerto. 3. Que buscase oro y plata. 4. Que inquiriera sobre si había estrecho que comunicara a la mar del sur. 5. Que los dos clérigos que llevaba adoctrinaran a los nativos. 6. Que destruyese todas las casas en donde tenían prisioneros los indios. 7. Que levantase cruces por todas partes. Algunos historiadores han sugerido que en el camino a Veracruz, y posteriormente hacia Hibueras, el capitán Pedro de Briones, enemigo de Cortés, sembró en Olid la semilla de la traición pues al encontrarse en La Habana Olid con Montejo (quien volvía de España), Olid mostró profundo resentimiento contra Cortés, quejándose de los malos tratos que éste le había dado. Por ello en La Habana se puso de acuerdo con Diego Velázquez para desvincularse de Hernán Cortés, aliándose con el gobernador de Cuba para la empresa de la conquista de las Hibueras."Por Su Majestad y en su real nombre Cristóbal de Olid y que Diego de Velázquez le proveería de lo que hubiese menester y haría sabedor de ello en Castilla a Su Majestad para que le traigan la gobernación"(Bernal Díaz del Castillo). Así partieron a la mar con destino a Honduras, donde desembarcó Olid con su gente el 3 de mayo de 1524 y fundó la primer villa con nombre Triunfo de la Cruz. Posteriormente procedió a nombrar alcaldes y regidores. Después comenzó a incursionar desde Triunfo de la Cruz hacia adentro con 160 hombres de a pie y de a caballo, pacificando fácilmente la tierra e imaginando las grandes riquezas de las que se haría acreedor y el reconocimiento que ganaría por sus logros y hazañas. Ocho meses habían transcurrido desde la partida de México de Olid cuando Cortés supo de la traición de éste por varios informantes, entre los que estaba el factor Gonzalo de Salazar, quien había recogido las noticias en La Habana y llegó a Veracruz el 13 de octubre de 1524. Es así que Cortés, enfurecido por la sublevación de quien antes fuera su fiel capitán, envió a su primo Francisco de Las Casas por mar a castigar a Olid, quien se había aliado entonces con Gil González Dávila. Tuvieron lugar grandes batallas tanto por mar y por tierra por ambos bandos, hasta que una terrible tempestad azotó los barcos de Las Casas, acabando con muchos barcos y soldados, dejando a los más en condiciones deplorables. Cristobal de Olid los recibió de muy buena gana, con lo que ganó varios soldados de Las Casas, a quien tomó prisionero. Siguió adentrándose en el territorio Olid, cuando se enteró que González Dávila estaba por la zona, por lo que aprovechó para tomarlo prisionero por no haberle socorrido en contra de Francisco Las Casas. Posteriormente se dirigió a la provincia de Naco, al occidente de Triunfo de la Cruz, donde Olid se pasaba el día contando sus hazañas en México y Michoacán, comiendo y bebiendo a placer. Mientras González Dávila y Francisco de Las Casas, aunque prisioneros de Olid, andaban sueltos y sin prisiones ni guardas, por lo que muy secretamente se concertaron con los soldados y amigos de Cortés diciendo "¡Aquí el Rey y Cortés en su real nombre, contra este tirano!", y acordaron matarle a cuchilladas (Rafael Heliodoro Valle). Francisco de Las Casas pidió a Olid permiso para ir a México a persuadir a Cortés que le dejara la gobernación de Hibueras y olvidara las antiguas rencillas. A lo que Olid contestó: "Estoy bien así, ¡y que me place tener a un tan varón en mi compañía!. A lo que Las Casas contestó medio burlando y riendo: "Pues mire bien por su persona, ¡que un día u otro tengo de procurar de matarle!" (Pedro Moreno). Habían transcurrido treinta días desde la captura de Las Casas y aún seguían en Naco junto con González Dávila todos ellos "holgando, comiendo y habiendo placer" (Pedro Moreno). Un domingo por la noche, Olid y sus "prisioneros" terminaron de cenar y conversaban sobre México y las aventuras de Cortés, cuando Olid fue atacado o por Las Casas mientras los demás comensales adictos a Cortés echaban mano a las espadas y "le dieron muchas cuchilladas y estocadas". Olid no murió con estas estocadas y salió huyendo hacia el monte, donde se escondió mortalmente herido bajo un árbol. A la mañana siguiente fue encontrado aún con vida por Francisco de la Muñana, quien lo llevó a un sacerdote para que le tomara la confesión, y como Las Casas pidiera lo entregaran ante su presencia, fue finalmente sometido a un simulacro de proceso, le degollaron y pusieron su cabeza sobre un palo colgada por la boca. Al mediodía siguiente enterraron su cadáver. Así murió Cristóbal de Olid, conquistador de México y Honduras. En un inicio fiel capitán de Hernán Cortés y posteriormente gran enemigo de éste, a quien causó muchas desgracias por su traición. A la vez que fué esta misma la que ocasionó su propia muerte. "...Cristóbal Dolid, defunto, que Dios perdone..." (Rodrigo de Vargas).
BIBLIOGRAFÍA: Díaz del Castillo, Bernal: Historia verdadera de la conquista de Nueva España. Ed. Plaza Janés, España 1998, 479 pp. Heliodoro Valle, R.: Cristóbal de Olid. Conquistador de México y Honduras. Sociedad de Estudios Cartesianos 5. México 1950, 316 pp. Martínez, J. L.: Hernán Cortés. Fondo de Cultura Económica-UNAM. México 1991, 1009 pp. Presscott, W. H.: Historia de la Conquista de México. CIA. General de ediciones, México 1952, 283 pp. |
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